Validación del neurofeedback y los protocolos utilizados

Validación del neurofeedback y los protocolos utilizados

El campo del entrenamiento de neurofeedback ha avanzado en gran medida sin validación. Es por ello que queremos centrarnos en la revisión de estudios dirigidos a la validación del neurofeedback y los protocolos utilizados, realizada por Gruzelier, John y Egner, Tobias y Vernon, David en 2006 en el artículo “Validating the efficacy of neurofeedback for optimising performance”

En esta revisión de los estudios de validación de EEG-biorretroalimentación (neurofeedback), el enfoque principal fue el entrenamiento de la actividad en la banda de 12-14 Hz, que es coincidente con el ritmo sensoriomotor (SMR) y la beta adyacente, banda (15-20 Hz). Se optó por este enfoque en reconocimiento a la pionera investigación de Pfurtscheller quién trató de dilucidar la importancia del comportamiento de la actividad beta, en particular, de la SMR, y de ponerla en el mapa de la neurociencia cognitiva junto a Lopes da Silva en 1999.

En el campo de EEG-neurofeedback, las investigaciones sobre la actividad beta comenzaron con los estudios de condicionamiento operante de Sterman con gatos. En los gatos, durante la respuesta aprendida de pulsación de una barra para obtener alimento (respuesta condicionada previamente), surgió un ritmo cerebral particular sobre la corteza sensoriomotora con un rango de frecuencia de 12-20 Hz y un pico espectral de 12-14 Hz. Los investigadores entrenaron con éxito a los gatos para producir este “SMR” a través del aprendizaje instrumental, al hacer que la recompensa de alimentos dependiera de la aparición de ráfagas de SMR (Wyrwicka y Sterman, 1968; Sterman et al., 1969). El comportamiento asociado fue de quietud, con ráfagas SMR regularmente precedidas por una caída en el tono muscular. Posteriormente, cuando los mismos gatos participaron en experimentos para establecer las funciones de dosis-respuesta a una sustancia altamente epileptogénica, mostraron umbrales de ataques epilépticos elevados en comparación con los gatos no entrenados. Es importante destacar que la investigación fue extrapolada con éxito a humanos, demostrando que la incidencia de las convulsiones epilépticas motoras podría reducirse significativamente mediante el entrenamiento con retroalimentación SMR (Sterman y Friar, 1972; Sterman et al., 1974; Sterman y MacDonald, 1978; Lantz y Sterman, 1988; Sterman, 2000).

Este aparente efecto calmante del entrenamiento de SMR sobre la excitabilidad del sistema sensoriomotor inspiró a Lubar y sus colaboradores a aplicar un protocolo de mejora de SMR al tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) (Lubar y Shouse, 1976). En el campo del TDAH, este protocolo SMR se ha usado a menudo junto con el entrenamiento en la banda beta1 (15–18 Hz) y la supresión de la actividad theta. La actividad beta a menudo se ha asociado con estados de alerta, concentración y atención focalizada (por ejemplo, Gómez y otros, 1998; Vázquez Marrufo y otros, 2001; Kristeva-Feige y otros, 2002). Se cree que los bajos niveles de beta producidos por los niños con TDAH (Clarke et al., 1998, 2001; Monastra et al., 1999) tienen un efecto perjudicial sobre su capacidad para concentrarse. Entrenar la actividad beta también puede beneficiar a aquellos niños que sufren predominantemente de problemas de falta de atención.
Se planteó una hipótesis convincente (Lubar y Shouse, 1976; Shouse y Lubar, 1979; Lubar y Lubar, 1984) de que la producción voluntaria de SMR en el niño con TDAH reduciría las conductas hiperactivas e impulsivas y al mismo tiempo mejoraría las capacidades de atención. Las habilidades de atención también se pueden mejorar entrenando la actividad beta baja.

Egner y Gruzelier se dispusieron a explorar si se podrían establecer una asociación directa entre la capacidad de aprender a mejorar la banda de frecuencia deseada en el EEG y la mejora en el comportamiento y la cognición a través del entrenamiento con los protocolos de neurofeedback, y si se podrían predecir mejoras en la atención sobre la base de modelos de regresión de índices de aprendizaje para aumentar las amplitudes relativas y absolutas de SMR y beta1 dentro de cada sesión. Esto proporcionaría la necesaria validación de la los efectos en la atención de estos protocolos de entrenamiento, y apoyaría la teoría de que la mejora de SMR sobre la corteza sensoriomotora reducirá el comportamiento impulsivo característico del TDAH, y la suposición de que la mejora de la actividad beta1 mejorará la atención sostenida.

En un estudio realizado por Egner y Gruzelier en 2001 con estudiantes de conservatorio demostraron que el potencial de mejora de la atención del neurofeedback beta1 se vio corroborado por las medidas de rendimiento electrocorticales relacionadas con los procesos de atención selectiva. El entrenamiento Beta1 se asoció con incrementos en el potencial cerebral relacionado con eventos de la P300b en una tarea que requirió monitoreo activo y detección de estímulos auditivos. Específicamente, las respuestas a los estímulos objetivo aumentaron significativamente en las ubicaciones frontal, central y parietal. Se ha conceptualizado que la P300b representa la actividad en fuentes neuronales responsables de actualizar la información relevante del entorno de estímulo en la memoria de trabajo (Donchin y Coles, 1988). De gran importancia teórica fue el hallazgo de que tanto el SMR como el aprendizaje beta se correlacionaron positivamente con los aumentos de P300b.
Posteriormente Egner y Gruzelier, en 2004 y Vernon en 2003 replicaron los estudios obteniendo unos resultados de gran relevancia para el tratamiento del TDAH. Hubo evidencias en los tres experimentos de que los errores impulsivos en las pruebas computarizadas de rendimiento continuo (CPT) pueden reducirse después de la capacitación en SMR. Los errores de omisión también se redujeron, junto con un aumento en la sensibilidad perceptiva.
Además, las mejoras en la atención de los estudiantes del conservatorio podrían predecirse sobre la base de los modelos de regresión de los índices de capacidad de aprendizaje para aumentar las amplitudes relativas y absolutas de SMR y beta1 dentro de cada sesión. Además, los incrementos en la actividad de SMR y beta1 podrían predecir los aumentos en la amplitud de P300b. Esta validación de los efectos en la atención de estos protocolos de entrenamiento ampliamente utilizados con niños con TDAH no se había demostrado previamente. Los resultados apoyan el supuesto de que la mejora de SMR sobre la corteza sensoriomotora reducirá el comportamiento impulsivo característico del TDAH, y junto con el entrenamiento beta1 mejorará la atención enfocada.

Posteriormente, los efectos de mejora del rendimiento se extendieron a la danza competitiva en un salón de baile universitario y a un equipo de baile latino (Raymond et al., 2005a). Nuevamente, los beneficios tuvieron un beneficio en el rendimiento deportivo y ocurrieron en solo 5 semanas de entrenamiento, mientras que un grupo de control sin intervención no mejoró durante este período, aunque sus diarios de práctica revelaron que practicaron más.

En términos de los procesos neurofisiológicos que subyacen a las mejoras en la atención, los estudios revisados respaldan la propuesta de Sterman (1996) de que hay una disminución de la interferencia motora y somatosensitiva en el procesamiento cognitivo como resultado del entrenamiento con SMR, de modo que en el TDAH es la hiperactividad la que interrumpe la atención, el aprendizaje y la memoria. Por lo tanto, la supuesta regulación mejorada de las vías sensoriomotoras / somatosensoriales reduce la interferencia de procesamiento de estímulos irrelevantes y facilita la integración cognitiva de la tarea. Esto se demostró tanto en el comportamiento como en las tareas neurofisiológicas.

Con el entrenamiento alfa / theta, nuevamente se encontraron correlaciones entre los índices de aprendizaje y el grado de mejora del rendimiento. Se ha observado la evidencia necesaria para el control operante de la relación alfa / theta, y la evidencia de la eficacia del protocolo alfa-theta. Teniendo en cuenta cómo el entrenamiento alfa / theta logra estos efectos notables, se ha propuesto que las ventajas para los ritmos más lentos facilitan las asociaciones de memoria junto con la integración sensorial-motor (Gruzelier y Egner, 2004; Gruzelier, 2006).

Quizá lo más importante es que esta validación coloca el entrenamiento con SMR y beta1 en una base firme para su aplicación en el TDAH en niños y adultos, mientras que la mejora en la memoria semántica tiene implicaciones para la neurorrehabilitación y para abordar el proceso de envejecimiento en los ancianos.

En Clínica Alevia también apostamos por el estudio de los efectos del entrenamiento en neurofeedback sobre el rendimiento en bailarines de baile deportivo. En 2017 nuestro neurofisiólogo D. Esteban Álvarez de Manzaneda junto al psicólogo Manuel Victoria Miralles, realizaron un estudio en el que demostraron que tras el entrenamiento en neurofeedback se produjo una normalización significativa del EEG de los participantes, así como una percepción de que la capacidad de concentración había aumentado.

Clínica Alevia siempre apuesta por la formación y la investigación con el fin de poder ofrecer la mejor atención con máximas garantías de calidad. Este esfuerzo nos convierte en una clínica de neurofeedback de referencia no sólo en la provincia de Alicante, Murcia y Albacete sino también a nivel nacional. Si le interesa saber más sobre nosotros y cómo podemos ayudarle, no dude en contactarnos aquí.

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